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Un día como hoy en C.A.B.A….Pero con 43,3º de temperatura…29/01/1957

Guillermo Ibarra

En tiempos en que aún no nos habían acostumbrado a esa temible medición que es la sensación térmica, el martes 29 de enero de 1957 fue un verdadero infierno en la ciudad de Buenos Aires. A las tres de la tarde el termómetro registró la increíble temperatura de 43,3°, récord de los últimos 100 cien años. Fue un fenómeno que generó, por lo menos once muertos por insolación -aunque algunos diarios informaban hasta veinte- y más de un centenar de personas que debieron ser atendidas en hospitales y centros asistenciales. Hasta entonces, el pico de calor se había registrado el 2 de enero de 1920 en la localidad del norte cordobés Villa María del Río Seco, el pueblo natal del poeta Leopoldo Lugones, con 49,1°. Hubo altísimos registros, por ejemplo, el 31 de enero de 1935, con 40,5°; el 18 de diciembre de 1995, con 40,5° o el 18 de enero de 1943, cuando la temperatura llegó a los 40,3°.

Las fuentes de la ciudad se convirtieron en piletas callejeras donde los chicos daban rienda suelta a esa permitida transgresión. El Balneario Municipal, que había sido inaugurado el 11 de diciembre de 1918 en Costanera Sur, y la gigantesca pileta de 800 metros de largo que el gobierno peronista había levantado donde ahora está el estacionamiento de Aeroparque, se llenaron de gente, ávida por refrescarse.

Los que debían transitar la ciudad en traje, dejaron la formalidad de lado y se desprendieron de saco y corbata y otros aparecían con sus torsos desnudos. En búsqueda de un refresco, se sorprendieron cuando en bares y confiterías solo ofrecían café, ya que se habían agotado las existencias de gaseosas y cervezas. Los comercios no daban abasto con la venta de ventiladores, en una época en que el aire acondicionado era un deseo inimaginable, y que solo tenían unos pocos edificios, como el Kavanagh.

Como si la historia volviese a repetirse, la Compañía Argentina de Electricidad S.A. (CADE) -que era en realidad la vieja Compañía Hispano Argentina de Electricidad, seriamente comprometida por pagos de sobornos por irregularidades en la prestación del servicio- puso las manos para no caerse y advirtió que se realizarían cortes en el suministro de energía. A las tres de la tarde fue el pico tan temido: 43,3° y dos horas después, un milagroso chaparrón, con viento del sudeste, trajo un poco de alivio. Ese día, la temperatura bajó a 29,4°. Al día siguiente, los 16° de la mañana hicieron que se pudiera respirar. Por lo menos hasta el próximo sofocón abrasador.

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