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Festucosis. ¿Una amenaza para la ganadería en la Cuenca del Salado?

Guillermo Ibarra

La festuca alta (Festuca arundinacea Schreb.) es una gramínea forrajera muy valorada en los sistemas pastoriles de la región pampeana. Sin embargo, el uso de cultivos infectados por el hongo endófito Epichloë coenophiala —que sintetiza ergoalcaloides tóxicos— generó la enfermedad conocida como festucosis.
Las actuales condiciones de lluvias y temperaturas cálidas favorecen el desarrollo del hongo, incrementando el riesgo de aparición de nuevos casos en la región. En ese marco, la festucosis puede provocar pérdidas productivas como menor ganancia de peso, infertilidad, hipertermia y alteraciones en el comportamiento animal. Por lo tanto, la detección temprana es clave para un manejo eficaz y la prevención en los rodeos.
El origen del problema se remonta al cultivar “Kentuky31”, introducido en los años 50, a diferencia del primer cultivar argentino, “El Palenque MAG” (1953), que está libre de endófito. Hoy, la dispersión de festucas infectadas está ampliamente naturalizada en pastizales y banquinas, y la diseminación ocurre exclusivamente a través de semillas infectadas, haciendo que la floración y producción de semilla sean momentos críticos para su control.
En la Cuenca del Salado, el riesgo de festucosis aumenta con la proporción de festuca infectada en el lote y según su estado fenológico, potenciado por factores ambientales que causan estrés térmico en el ganado.Investigaciones recientes confirman que el momento de mayor riesgo ocurre durante la floración y la semillazón, debido a que se registran los picos de ergovalina, el principal ergoalcaloide tóxico producido por el hongo. Esta información sobre la dinámica estacional de la ergovalina es clave para definir el manejo y ajustar los calendarios.Erradicación o convivencia

Para enfrentar la festuca infectada, las estrategias productivas se agrupan en dos caminos principales: erradicarla o convivir con ella. La elección depende del tipo de ambiente:

Erradicación: Es factible en ambientes altos (lomas y medias lomas de aptitud agrícola). Se recomienda implementar rotaciones de cultivos y verdeos por al menos dos años para «limpiar» el lote, eliminando el banco de semillas viables antes de sembrar una nueva pastura libre de endófito.

Convivencia: Es la estrategia más viable en ambientes bajos (suelos salinos o inundables). En estos sitios, las rotaciones pueden ser económicamente inviables, y existe un mayor riesgo de reinfección por escurrimiento de semillas infectadas. La convivencia busca minimizar los riesgos de contraer festucosis, especialmente donde se busque conservar pastizales naturales.

Reducir el riesgo en ganadería

Las prácticas de convivencia buscan reducir la concentración de ergovalina en el forraje consumido. Esto se logra mediante dos enfoques:

Dilución de la toxina: Consiste en complementar el pastoreo de festucas infectadas con forrajes alternativos libres de ergoalcaloides, ya sea mediante suplementación (con granos, silos o rollos) o por intersiembra de otra forrajera en el lote.

Eliminación de la floración: Esto limita la formación y diseminación de semillas infectadas. Un método de manejo de pastoreo que ha mostrado buenos resultados es el basado en la “morfogénesis foliar”. Al defoliar la festuca cuando tiene tres hojas desarrolladas y aplicando alta carga instantánea durante la inducción floral, se reduce notablemente la floración-semillazón y, por ende, la concentración de ergovalina.

Otras técnicas para eliminar la floración incluyen el corte mecánico, el uso de herbicidas o fungicidas. Por ejemplo, el pastoreo otoño-invernal con clausura del lote entre octubre y marzo evita el consumo de forraje durante los picos de toxicidad, aunque esto puede favorecer la dispersión de semillas.

Recomendaciones de manejo

Se recomienda el corte previo a la formación de semilla y la confección de forrajes conservados con el crecimiento primavero-estival, aunque se debe considerar que los ergoalcaloides persisten en la materia seca.

En lotes altamente invadidos, puede considerarse el control total con glifosato (6L/ha en septiembre), secando las festucas infectadas y promoviendo la aparición de forrajeras nativas estivales.

También se están evaluando herramientas como herbicidas aplicados selectivamente (con sogas o rodillos) para eliminar inflorescencias sin afectar al resto del forraje, y la aplicación de fungicidas para eliminar el hongo de las semillas (con resultados promisorios en invernadero).

En todos los casos, es fundamental complementar estas estrategias con manejo preventivo del rodeo y bienestar animal, incluyendo la observación del comportamiento del ganado, el monitoreo del ITH (Índice de Temperatura y Humedad), y la disponibilidad de agua y sombra.

Créditos: Motivar OK – Visión Rural.

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