AgroMoll Tapa Superior

Anaplasmosis bovina. Su llegada a la provincia de Buenos Aires

Guillermo Ibarra

La anaplasmosis bovina es una enfermedad causada por la bacteria Anaplasma, la cual forma parte de lo que se conoce en el norte de Argentina como el complejo tristeza bovina. Junto con Babesia, Anaplasma es uno de los dos agentes que provocan este cuadro clínico.

En el norte del país, es una enfermedad endémica, transmitida comúnmente por la garrapata, que sobrevive en esa zona debido a las condiciones ambientales de temperatura. Ambos agentes, Anaplasma y Babesia, viven en la sangre de los bovinos y generan un cuadro de anemia, que si no se trata o detecta a tiempo, puede llevar a la muerte de los animales.

La anaplasmosis bovina llega a Buenos Aires

Si bien en la zona central de Argentina (sur de Santa Fe, sur de Entre Ríos, y provincia de Buenos Aires) la garrapata no está presente por cuestiones de temperatura, esporádicamente pueden ocurrir brotes de anaplasma. A diferencia de Babesia, que sí o sí necesita la garrapata para transmitirse, anaplasma no. La transmisión de anaplasma puede ocurrir por errores humanos, como la vacunación inyectando de un animal a otro, o a través de tábanos y otros insectos que pican y transmiten sangre entre animales. Es posible que existan bovinos que son reservorios y no tienen ningún problema, pero pueden pasar sangre contaminada a un animal sin inmunidad, generando el cuadro clínico. En los últimos años, se reportaron cuadros clínicos de anaplasmosis en el centro-norte de la provincia de Buenos Aires, incluso en rodeos donde no hay ingreso de animales del norte.

Las publicaciones científicas y los reportes a Senasa evidencian que la enfermedad ya está instalada, aunque controlada, y se ha mantenido en rodeos durante años. Existe un mapa que registra brotes graves en la zona central de la provincia de Buenos Aires, tanto en campos de cría de carne como en tambos. Las fuentes de ingreso podrían ser vecinos que introducen animales del norte, la transmisión por tábanos, o la propia presencia de la enfermedad en la zona.

Control y vacunación

En el norte, los animales se infectan desde pequeños y van generando inmunidad natural, por lo que de adultos no se enferman. Sin embargo, en la zona central, los animales nunca han tenido contacto con este agente. De esta forma, cuando un animal adulto se infecta, se enferma de manera grave y empieza a manifestar los signos clínicos. Generalmente, el período de incubación es de 4 o 5 semanas después de la transmisión. La bacteria empieza a crecer en la sangre dentro de los glóbulos rojos, desarrollando un cuadro anemizante.

Respecto a la consulta sobre si existe una vacuna para la anaplasmosis, remarcan que su uso tiene pros y contras. En el norte, se utiliza frecuentemente, especialmente para animales que llegan del sur sin inmunidad. Sin embargo, en las condiciones de la zona central, donde la exposición no es tan alta, la vacunación puede ser contraproducente. Esto se debe a que, si se vacuna al animal, no se tiene la posibilidad de hacer un diagnóstico y saber si los anticuerpos que tiene son por vacunación o por infección natural.

Las vacunas no son producidas por laboratorios privados, sino por el INTA de Rafaela y Mercedes, en Santa Fe, y Corrientes, debido a sus características de manejo complicado.

Actualmente, no se recomienda la vacunación generalizada en la provincia de Buenos Aires en las condiciones epidemiológicas actuales. Lo que debemos hacer es estar atentos, y solo se considera vacunación en establecimientos que rutinariamente traen animales del norte, aunque siempre consultando con especialistas.

Recomendaciones para veterinarios

En este contexto, brindaron detalles para los profesionales veterinarios, especialmente aquellos en las zonas geográficas donde ya hay evidencia de la enfermedad ya que es crucial que puedan considerar la anaplasmosis como una posibilidad.

Se debe prestar atención en:

Establecimientos que reciben habitualmente animales del norte o vecinos que también lo hagan.

Signos clínicos, especialmente en animales adultos, ya que los animales jóvenes no suelen enfermarse clínicamente debido a que su sistema inmune les permite controlar la enfermedad.

Respecto al cuadro clínico es bastante inespecífico:

– Decaimiento de los animales.

– Cuadro algo febril.

– Evidencia de anemia: mucosas pálidas.

– Ictericia: coloración amarillenta en mucosas y serosas (es un hallazgo bastante común en necropsias).

– Esplenomegalia: el bazo aumentado de tamaño (otro signo evidenciable en necropsia).

– Abortos en vacas gestantes.

“Detectar la enfermedad de manera temprana y aplicar el tratamiento adecuado son fundamentales para la recuperación de los animales afectados”, concluyó el MV Germán Cantón.

Créditos: Motivarok

Antes de realizar un comentario, lea nuestros Términos y condiciones

Babys
Farmacia Osacar
Matias Cuello
Sociedad Rural
 Carniceria Sebastian