Editorial. Vamos por las dos vidas

Lo que establece la ley es que el derecho a la vida se protege desde la concepción. Analicemos entonces el significado de concepción o mejor dicho, ¿Cuando esta se produce?. La fertilización y la concepción de un bebé se producen cuando sólo un espermatozoide penetra en el óvulo y da lugar a un embrión. Una vez fuera del folículo, el […]

Lo que establece la ley es que el derecho a la vida se protege desde la concepción. Analicemos entonces el significado de concepción o mejor dicho, ¿Cuando esta se produce?.

La fertilización y la concepción de un bebé se producen cuando sólo un espermatozoide penetra en el óvulo y da lugar a un embrión. Una vez fuera del folículo, el óvulo (célula reproductora femenina) va a tardar menos de 24 horas en llegar a la trompa de Falopio, el lugar donde tiene lugar la fecundación. Esto desde el punto de vista de la ciencia.

Para la legislación nacional, desde el momento de la concepción -que ocurre en el seno materno- esa persona ya es un ser humano y posee todos los derechos, a excepción de los patrimoniales, que adquirirá ineludiblemente si nace con vida.

A pesar de esto, hay quienes dicen con una seguridad envidiable, que estamos muy equivocados, ya que según recalcan, no se está debatiendo aborto sí o aborto no, sino la posibilidad de instalar el aborto legal, seguro y gratuito. ¿Legal? ¿La interrupción de una vida puede ser legal? ¿Gratuito? ¿Quien puede ofrecerse «gratuitamente» a ayudar a quitar una vida? ¿Seguro? ¿Para quién?

Y vamos un poquito más allá. ¿Quién se considera con tanto derecho, como para no permitirle nada menos que pertenecer a este mundo, a una vida inocente que está esperando por hacerlo? ¿Cómo le llamamos a esa persona? ¿Podría, después de «ayudar» a una madre con un aborto, mirar a los ojos a una mujer que no ha podido quedar embarazada por distintas circunstancias? ¿Quien lo realice, al volver a su casa y charlar con sus hijos, qué les contará?, ¿Cómo le llamará a lo que hizo, intervención?

De todos modos hay muchos temas importantes que de esto se desprenden, para analizar con profundidad. Uno es, y el principal según mi punto de vista, ¿Qué sucede con las víctimas de violación? por ejemplo. Pero ese es un análisis que creo debería ir por otro carril y a lo mejor sería casi el único a debatir.

De todos modos, tanto en este tema como en cualquier otro, las opiniones serán diversas, por lo que es importante mantener el respeto entre todos, más allá de compartir o no ciertas opiniones. Esa es la manera de construir. Quizá mi opinión sea equivocada, pero es mi opinión y es tan válida como la de cualquier otra persona. Debemos entender eso de una vez para empezar a crecer. No está mal debatir, no está mal confrontar, pero no hay un sólo dueño de la verdad y debemos entenderlo. Si terminamos con las peleas estériles, allí comenzaremos el camino del crecimiento.

Guillermo Ibarra.

 

 

 

 

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