Motos con escapes adaptados y pirotecnia a pleno en Nochebuena

El cuento de nunca acabar

Ni las quejas del vecino común, ni las de los que tienen animales, ni las de los que tienen familiares con autismo, ni nada. Desde el Concejo Deliberante, el trabajo para evitar estos «inconvenientes» estuvo hecho, pero al parecer la solución no llegará jamás. Por lo visto el ciudadano de bien, el que paga sus impuestos, el que sueña de verdad con una ciudad ordenada y en paz, deberá acostumbrarse a cosas como esta. Terminan ganando por cansancio, por hartazgo y la historia se repite. No sólo se repite, se transforma en una moda, se agiganta y los navarreros; espectadores de lujo.

El mundo del revés parece haberse instalado en nuestra ciudad. Si alguien tiene un terreno abandonado y lleno de ratas, no hay que «molestarlo» según parece; aunque no corresponda, debe ser su vecino el que lo denuncie, generando discordia, problemas y enfrentamientos entre conocidos de toda la vida, aún con una ordenanza «ejemplar» en vigencia que brinda soluciones prácticas e inmediatas. Si de las motos hablamos, hasta se ha llegado a sugerir que adapten lugares especiales para que sus dueños puedan ir a «esparcirse». Y con la pirotecnia ¿Hace falta que comentemos algo más? ¿De verdad hace falta?

Cuando decimos «mal pero acostumbrados», estamos mirando hacia nuestro interior; estamos reflejando nuestra propia actualidad. Desafortunadamente será el tiempo el que nos aclare si esto se soluciona o si seguimos siendo testigos como corderitos de situaciones que nos exceden, pero lamentablemente por lo visto debemos «soportar».

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