Tradición. Se realizó en nuestra ciudad la 4ta. Marcha de la Estación

En el mismísimo centro de Navarro, en la ex estación del Ferrocarril Sur, el pueblo volvió a vestirse de gaucho. Decimos de gaucho porque en la sede de la Asociación Criolla Argentina, los integrantes de la Subcomisión de Talleres de Arte y Oficios organizaron, como cada año la cuarta edición de la Marcha de la Estación. Desde temprano, el fuego ya estaba encendido, pues comenzaban a llegar los primeros participantes. El desayuno, listo y a punto esperaba para dar la bienvenida. Se aproximaba la hora de la partida y la llegada de marcheros no cesaba: la concurrencia fue impactante, con 200 jinetes inscriptos; un verdadero espectáculo.

La chata con las banderas —tanto la de Navarro como la Nacional— flameaba al ritmo de los caballos y así dio inicio el recorrido de aproximadamente 15 kms. La fila era interminable: la calle 20 hasta el acceso al cementerio. La ruta 47 estaba colmada de carruajes, sulkys, muchachos, damas ataviadas y paisanos disfrutando de un espléndido día soleado. El personal de la Guardia Urbana colaboró de manera eficiente en la salida y el cruce de la ruta. Ya fuera de la zona urbana, la sección quintas se adueñaba del recorrido. El histórico Puente de Bruno esperaba el paso de los marcheros, que buscaban la primera parada: el casco de la Estancia Los Pampas. Allí, entre herramientas, corrales y peonada, el mayordomo Héctor Ruiz Díaz recibió con amabilidad a la paisanada, invitándolos a desmontar, tomar un refresco o entonar algún verso campero.

Por un momento, la estancia Los Pampas revivió viejas épocas, aquellas en que peones, paisanos y patrones se juntaban para festejar una yerra, el fin de la esquila o un natalicio. Casi emocionado, Héctor nos decía: “Esto revive y dignifica lo tradicional, y para mí es un orgullo formar parte de todo esto”. La caballada al salir de la estancia, rodeó el predio de la Rural y emprendió la vuelta a la estación. La interminable caravana de montados y carruajes ingresó a la planta urbana por el boulevard 19, nuevamente custodiada por la patrulla de la Guardia Urbana; inclusive un móvil municipal cerraba la columna, limpiando el paso.

Mientras tanto, los costillares y los chorizos ya crujían de la mano del experto Negro Gutiérrez, asador oficial e infaltable de la Marcha. Familiares y amigos de los marcheros aguardaban: todo estaba preparado. El almuerzo, lo más esperado, ya llegaba, y era hora de embadurnarse el hocico. Carruajes desatados, caballos desensillados y casi 300 comensales sentados bajo una gran mediasombra que hacía de visera contra el sol. Chorizos, matambre, vacío y asado de costilla a punto, acompañados de tortas y pasteles abundantes en la sobremesa, dieron paso a los números artísticos.

Joel Toro, solista folclórico llegado desde Monte, participante de Tu pueblo canta, abrió la jornada musical. Luego, el grupo Musiqueros encendió el ambiente festivalero y las parejas de baile hicieron lo suyo. Para ir cerrando, se presentaron Tom García y Felipe Guidobono, con su impronta campera y la milonga. Y como sorpresa final, llegó desde San Vicente el artista todo terreno Diego Díaz. La animación y conducción del evento estuvo a cargo del querido animador local, Pichi Brescia.

Cuando el sol comenzaba a caer, la vieja estación del Sur volvía a llenarse de aromas de soledad, pero también de destellos de alegría. La jornada había sido repleta de adrenalina. La propuesta era jugada, y los integrantes de la subcomisión lo sabían: todo salió como estaba pensado. El público se retiró muy conforme, esperando con ansias la próxima edición.

Así pasó la cuarta Marcha de la Estación. Los organizadores agradecen a toda la concurrencia por el buen comportamiento, a los colaboradores desinteresados que siempre se acercan a dar una mano, al establecimiento Los Pampas y su personal , al Intendente Municipal y a los agentes de tránsito.

Nos vemos en la quinta edición de la Marcha de la Estación.