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Los estilos decorativos y la calidad de vida. Por el diseñador Fernando Mazzetti

Guillermo Ibarra

Por Fernando Mazzetti | Diseñador de interiores-Iluminación

www.fernandomazzetti.com.ar

A lo largo de los siglos, los estilos arquitectónicos han sido el reflejo de una época y un tiempo determinados. Una manifestación cultural que da la pauta de la forma de vida y costumbres de la sociedad. En el antiguo Egipto, con construcciones de templos y pirámides monumentales. El Imperio Romano, con el arco de medio punto como gran aporte estructural, permitió acelerar los procesos de construcción de ciudades, puentes, circos y acueductos, entre otros. El estilo gótico impacta con enormes catedrales en las que se destacan los vitrales de colores que inundan de luz los interiores.

Avanzando en el tiempo, el siglo XX vio nacer estilos arquitectónicos innovadores en función del desarrollo de nuevas tecnologías y materiales, por ejemplo, el acero y el vidrio. A cada estilo arquitectónico le corresponde un estilo decorativo que sigue las costumbres, hábitos y necesidades de las personas. Los revestimientos, suelos, colores, textiles, mobiliario e iluminación natural y artificial componen el espacio. Y quizás sea en el interior de un hogar donde más se exhiba el gusto personal. Pero no se trata de copiar lo que muestran las revistas de decoración, una película o serie de moda, sino de que un diseñador profesional interprete esas necesidades, gustos, preferencias y forma de vida para dar soluciones estéticas y funcionales que permitan crear ambientes que puedan ser vividos de la mejor manera, de acuerdo a las expectativas y posibilidades del cliente. El diseño se ocupa de los aspectos técnicos y funcionales, y la decoración de los estéticos. Ambos, pensados equilibradamente y con criterio, darán por resultado un gran proyecto de interiorismo.

Estilos decorativos del siglo XX

Sin dudas que la escuela alemana Bauhaus, que funcionó entre 1919 y 1933, señaló el camino de cómo se podía pensar el diseño de manera innovadora y disruptiva. El diseño, el arte, la arquitectura, la artesanía y los oficios se unieron para crear un gran centro de enseñanza que planteaba un nuevo paradigma, y con ello, una mirada distinta, donde lo funcional se asociaba a lo estético. Y abarcó todas las aéreas del diseño: textil, interior, mobiliario, indumentaria, gráfico, industrial, arte y fotografía.

Minimalismo

A uno de los directores de la Bauhaus, Ludwing Mies van der Rohe, se le atribuye la famosa cita: “menos es más” (less is more), y se puede relacionar a una corriente denominada Minimalismo. En este estilo se pueden observar interiores despojados, de líneas puras y rectas y con pocos elementos decorativos. La sensación de amplitud visual la otorga la paleta de colores blancos, grises y negros. Nada sobra en esta ambientación, el orden impera y en ocasiones puede dar la idea de cierta soledad. Los muebles tienen líneas modernas y baja altura. Los materiales como madera, vidrio, mármol, acero y aluminio son los más usados en mobiliario, solados y revestimientos.

Uno de los infaltables en las exposiciones de diseño interior. Si bien tiene un origen en el norte de Europa, se expandió a otras culturas. En general, suele ser muy bien aceptado por su estética agradable, simple y natural. Los colores claros, blancos, neutros cálidos y fríos se combinan muy sutilmente con mobiliario de maderas claras, como el abedul y la haya, y formas contemporáneas de contornos suaves y redondeados. Priman los textiles y alfombras de lino, lana o algodón y cortinas de telas muy transparentes para permitir el ingreso de luz natural. Y por las noches el uso de velas aporta el toque hygge.

Un estilo muy difícil de realizar y muy fácil de caer en la saturación. En este se combinan mobiliario, textiles y adornos de distintos materiales, tamaños, países y épocas. Crean espacios con mucha personalidad y se adecúa muy bien a viajeros y coleccionistas de objetos que desean tener todo a la vista. El desafío en este estilo es dar esa impronta cosmopolita sin caer en mezclas desordenadas de elementos y de pura exhibición de adornos. En este punto el caos reinará y el espacio se verá muy confuso.

Algo más suave, dentro del eclecticismo, es cuando en un interior moderno se coloca un solo mueble u objeto de estilo clásico, francés o inglés. Ese elemento se destacará en el entorno y hasta puede ser el punto focal de la ambientación.

Lo hemos visto renacer en los últimos años. Los locales de venta de cerveza artesanal lo adoptaron casi como marca propia de ese rubro. En realidad tiene un origen en la estética de los lofts. Estos utilizan los grandes espacios industriales en desuso de fábricas o depósitos de mercadería para adaptarlos a lugares residenciales o comerciales. Se asocia con el Brutalismo, estética que promueve el uso de los materiales en crudo como ladrillo, concreto, madera y hierro. Es un estilo que se lleva muy bien con personas sin reglas fijas y por fuera de lo convencional. El loft, con sus interiores abiertos, integrados y sin muros internos utiliza el estilo industrial con frecuencia, pues le imprime una visión moderna y descontracturada. Hay excelentes ejemplos del estilo en la zona de Chelsea Market y Meatpacking District de Nueva York.

Estilo provenzal

Tiene origen en Provenza, en el sur de Francia. Se nutre de los espacios rurales, llenos de vida y sol. Este estilo se apropia de tendencias como el vintage y clásico francés, como Luis XV, pero con estética mas rústica y de campo. El mobiliario, de líneas curvas, blanco, patinado en gris, amarillo o celeste, le confiere un aspecto antiguo y natural. Resaltan los textiles de algodón como el Toile de Jouy con una estética femenina y delicada.

No es una manera de diseñar, sino un modo de distribución del mobiliario en el espacio que promueve el orden, la armonía y el equilibrio. Tiene un origen japonés y llegó a Occidente en el siglo XX buscando imitar la tranquilidad y la atmósfera de meditación oriental. Utiliza mobiliario de madera de baja altura, pocos y seleccionados objetos de bambú y mimbre. Velas aromáticas e inciensos para generar el clima adecuado. La iluminación es indirecta, difusa y cálida. Es mejor evitar grandes contrastes de luz. Una buena opción es incorporar lámparas con pantallas de papel washi, como las “Akari” de Isamu Noguchi. Serán el complemento perfecto para un ambiente relajado y reparador.

Los estilos decorativos crean sensaciones, despiertan emociones, se adaptan a nuestros gustos e intereses y nos mejoran la calidad de vida.

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