Recordando épocas y personas maravillosas. Hoy, un tipazo; don Héctor Garaventa

Fue además de una gran persona, un ícono de la niñez de muchos de nosotros. Y voy sólo a recordarlo en la faceta que más nos llegó, o que más me llegó, la de kiosquero, el kiosquero del pueblo.

Subirse a la ventana y golpearle el vidrio a Don Héctor (en la primer época – luego el timbre) era casi obligatorio antes de llegar a la escuela o cuando salimos de ella. Del otro lado, siempre la misma respuesta. La cordialidad, la sonrisa, sus ganas. Era poco probable irse sin charlar del PRODE, de su querido San Lorenzo o simplemente, de cosas de la vida.

Imposible dejar de encontrar lo que necesitaras, lo que sumado a la amabilidad en la atención, hacía que no hubiese prácticamente otro lugar, era ese o ese; saltito de costado y a la ventana.

Y había una yapa, la del trato afable y algún que otro consejo. Recuerdo también que había quienes lograban hacerlo enojar y mucho con tonterías; golpeando el vidrio y escondiéndose o diciendo al pasar: Garaventa sacá la cuenta, mil por cuarenta?

Hoy, después de muchísimos años, todavía me parece recordar con cierta claridad sus manos, ya algo débiles y su voz dulce e inconfundible.

¡¡¡ Don Héctor !!!, por favor, un chocolatín Jack (los de la sorpresa), un álbum de figuritas, un mapa de Argentina con división política y una cajita de Morinaga (la redonda, de chapa, con caramelos ácidos adentro, bañados en una especie de azúcar impalpable) !!! y al instante… la sonrisa de Don Héctor, entregándonos todo y haciéndose cómplice de nuestra alegría.

Esta sencilla y breve nota, hecha con todo el respeto del mundo, será tal vez, el inicio de una nueva sección, en la que recordaremos parte de la buena gente que habitó nuestro querido Navarro. Espero que les guste…..

P.D.: los que quieran, pueden compartir anécdotas o recuerdos de sus visitas al quiosco del queridísimo Héctor Garaventa…